No necesitan que los controles

Era viernes y no había clases. Mauro va saliendo a su oficina a trabajar y pasa a despedirse de su hijo de 15 años. Sebastián estaba en pijama, sentado en su silla de gamer con su headset puesto, jugando Free Fire. «Adiós Sebas. Nos vemos en la tarde» y Sebastián le contesta con el pulgar hacia arriba de su mano derecha.

Mauro regresa a casa a las seis de la tarde, abre la puerta y encuentra a Sebastián exactamente donde lo dejó y todavía en ¡pijamas! Mauro siente que su corazón comienza a acelerarse y que su cara aumenta de temperatura, pero es viernes así que decide aplicar los audios que escucha su esposa Carolina: inhalo paz, exhalo amor. Se acerca a Sebastián, le acaricia el pelo y le dice: «venga cámbiate que vamos a ir a comer unos tacos» y decide no mencionar nada sobre su viernes en pijama jugando videojuegos.

Llega el domingo y como a las ocho de la noche ve que Sebastián entra y sale de su habitación enviando y recibiendo mensajes de voz muy estresado. Se acerca a preguntarle que le pasa y Sebastián le cuenta que tiene que entregar un trabajo para Diseño antes de las once de la noche y que no se había dado cuenta de lo largo que era. Si hubiese sabido no se hubiese pasado todo el viernes jugando. Mauro se enfrenta a uno de esos momentos mágicos de la paternidad donde se muere de las ganas de decirle: TE LO DIJE. Se imagina diciéndolo, poniendo un efecto de sonido donde bajan unos arcángeles del cielo tocando el arpa. Pero no se lo dice. En cambio, decide preguntarle: «Sebas, solo por curiosidad, ¿te sería útil si tu mamá o yo en el futuro cuando se presente una situación similar, te recordásemos si tienes alguna tarea o trabajo pendiente?», «Si, papá. La verdad que si».

Esta última escena es mucho más importante de lo que parece y déjame explicarte por qué. El objetivo de Mauro es que Sebastián aprenda a hacerse responsable de su propia vida, entendiendo que esta va a ocurrir en un mundo con tecnología. Si el hubiese intentado obligarlo a que el viernes no jugase todo el día videojuegos pudieron haber sucedido dos cosas: 1) Sebastián hubiese estado buscando la forma de saltarse los controles porque no los veía necesarios ni tenía la motivación de dejar de jugar o 2) Sebastián hubiese obedecido pero no por motivación propia si no por miedo a las represalias de su papá, con lo cual en situaciones donde el papá no esté presente o no haya un posible castigo, no está claro que decisiones va a tomar Sebastián. Pero Mauro decidió optar por otra opción. Dejó que Sebastián decidiese cuanto jugar y vivir la consecuencia de la decisión que tomó. Cuando el domingo, Mauro le hace la pregunta, está abriendo una puerta para que el hijo decida si quiere ayuda de sus padres o no, y sienta que tiene control de su propia vida. Al responder que si, Sebastián “invita” a sus padres a ayudarle y eso va a tener mucha más receptividad que cuando ocurre por imposición.

Les cuento esta historia porque ayuda a visualizar la importancia de que nuestros hijos adolescentes vayan desarrollando la motivación interna por auto regularse. El momento de independizarse va a llegar, y no va a haber nadie quitándole sus dispositivos para que hagan o dejen de hacer algo. Una de las vías para desarrollar esa motivación interna es permitiéndoles hacerse responsables de sus decisiones y también de sus consecuencias. Esto no quiere decir que se trata de dejarlos solos en el uso de la tecnología, si no que al igual que Mauro, quien no se desentendió de su hijo, nos dediquemos a entrenarlos y acompañarlos, no controlarlos, porque a nadie se le puede obligar a querer hacer algo que no quiera hacer, y si lo hace mediante la amenaza o premio, en ausencia de éstas, se encontrará perdido.

FamiliaCRISTINA FORTUNY